La pintura en gran formato volvió a florecer en la 60ª edición del Salón Nacional de Rosario. A veces experimentando con poéticas provenientes de la gráfica, otras expandiéndose lujuriante y expresiva, la pintura brota entre las instalaciones, fotos, objetos y videos como una selva tropical que de a poco va enseñoreándose de la severa arquitectura de un templo abandonado.
No es que hayan caducado dichas opciones a la apoteosis ochentista de la pintura, desarrolladas en los últimos quince años. Sí algunas, como el objeto con texto y la fotografía artísticamente low?fi, parecen haberse encerrado en sí mismas: muchas se debilitan de tan autorreferentes. Hay excelentes fotos y excelentes obras "de los `90", pero se nota que ya adquirieron la pátina de lo clásico. Restituida a su esplendor de arte mayor, la pintura vuelve para inyectar al arte su flujo sanguíneo. Era de esperarse: una tradición de cinco siglos no se borra por decreto consuetudinario municipal.
Un jurado compuesto por Florencia Battiti, Mauro Machado y María Spinelli seleccionó a casi 60 artistas de la ciudad y de distintos lugares del país como Buenos Aires, Mendoza y Salta. Para elegir los premios se sumaron Silvina Ortiz de Couzier y Ricardo Torres. Las obras galardonadas, todas contemporáneas, pasan a formar parte de la colección del Museo.
En el Salón, que puede verse hasta fin de mes en la planta alta del Museo Castagnino (Oroño y Pellegrini) hay obras pictóricas en pequeño formato, pero coexisten con las de dos metros por uno y medio. La alta calidad del diseño del montaje ayuda. Coexistencia es la palabra clave. La pintura ha vuelto pero no para anular otras disciplinas más actuales, sino para fagocitarlas, dialogar con ellas o potenciarlas. Es lo que hace con la fotografía Javier Carricajo, privilegiando la solvencia plástica y la gracia de la figura por sobre una anécdota que es una mera excusa. Un Michael Jackson gigante le sirve a Sebastián Pinciroli para conjugar el puntillismo al óleo en un tiempo pop pretérito y cercano. Merecido, el Tercer Premio Adquisición de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario fue para otro cuadro XL. Con una composición que rompe la unidad de tema y forma a pesar de que mantiene una coherencia enigmática, Gerardo Echeverría explora la veta surrealista de la era digital en "El método paranoico en su metro cuadrado".
Se viene una generación de excelentes pintoras. Mariana Vidal titula con sonoros nombres de mujer ("Tiziana", "Nicole") a unos acrílicos sobre tela donde diversos estilos de arabesco tienden a proliferar sobre un campo monocromo y se detienen. El silencio compositivo resultante es sugestivo y vital.Paola Sigal ha pintado sobre papel vegetal una jungla hechizante y aterradora, surcada de frases como de diario íntimo en un furioso expresionismo al instante. Son interesantes las contaminaciones con la gráfica: Alfonso Piantini dibuja en tinta sobre papel con la soltura de un pintor, insertando también el texto confesional con una insolencia que cobra resonancias poéticas. Y, luciendo un control virtuoso del medio, Ana Bodini dibuja con un pincel finísimo sus formas abstractas sobre fondos monocromáticos. También hay verdaderos cruces entre disciplinas. En "Chicas I", Geraldine de San Bruno combina elegantemente la gráfica con el objeto. Y en su instalación de mesa "Paisaje líquido", Paulina Senderowicz convierte a la pintura sobre papel en un objeto que expresa transitoriedad y fragilidad.
Las técnicas más recientes mantienen su vigor allí donde han encontrado una vuelta de tuerca hacia la autoironía (no ya la ironía kitsch hacia el otro, como en los noventa) o alguna otra veta sofisticada del sentido. Se destaca por su delicado humor nostálgico un video de Lila Siegrist, de la serie "Especiales", que obtuvo una mención no adquisición. Proyectado en la pared y titulado "Aconcagua", el corto despliega en viñetas breves una comedia sutil de objetos, donde un único movimiento reiterado pone en evidencia la artificialidad del telón de fondo. Con similar ingenio, el fotógrafo Walter Barrios interviene una habitación de hotel barata mezclando surrealismo y realismo sucio.
Hay en general una insistencia en el autorretrato pobre, en hacer con lo que se tiene. La tendencia del momento, el trash art o arte hecho con basura, encuentra un ejemplo contundente en la más pequeña de las cinco obras presentadas por Rodrigo Vázquez. Es arte de los noventa, en la línea "del Rojas", pero no es más de lo mismo. La crudeza de su bandeja de plástico sucia decorada con mostacillas tiene el efecto de una revelación.
El Arte Contemporáneo no pictórico muestra su punto más alto de calidad artística en el que por algo es el Primer Premio Adquisición Gobierno de la Provincia de Santa Fe. El bordado "Relato a pespuntes" les valió diez mil pesos a Leo Chiacho y Daniel Giannone, de Buenos Aires, quienes habían expuesto este año obras en esa técnica en el Museo de Arte Contemporáneo (MACRO). Se trata de un bordado salvaje, neobarroco, serpenteando enloquecido sobre una imagen serenamente camp y oriental. El IV Premio Adquisición del Fondo Nacional de las Artes para menores de 35 años fue para dos misteriosas y humorísticas fotos en gran formato de Gabriel Baggio, "Penélope" y "Cuidado de la ropa", ambas de 2002. Imágenes que de lejos parece aludir a las mujeres veladas del Islam, de cerca revelan a un hombre ocultando su cuerpo y su rostro bajo los enigmas y estigmas de género implícitos en quehaceres domésticos tradicionalmente femeninos. El Segundo Premio Adquisición Municipalidad de Rosario volvió a ser, por segundo año consecutivo, para el rosarino Carlos Herrera. Su instalación "Este es el sonido de la letra c" mezcla objetos bizarros de la vida cotidiana que ya usó este año en "Tres óperas difíciles y prohibidas", como una pileta y bochas espejadas, a las que se les suma música bailable.
El conceptualismo aparece sesgado por imaginarios de clase. La mención no adquisición de Lorena Cardona es una instalación multimedia muy cómica, que mezcla foto, TV y revistas jugando con el último capítulo de la telenovela Montecristo. Hubo además menciones no adquisición para Amadeo Azar, Inés Martino y Fabricio Caiazza. Paródico también es el video de Gabriela Gabelich y Daniel Oberti "El método Tamara: dibujo moderno para la mujer fácil". Nuevamente el tema es la televisión para mujeres, en este caso los programas de bricolage; al mismo tiempo, hay una reflexión escéptica sobre la enseñanza del arte. La obra de Cardona permite incluir a la autora y al espectador como posibles consumidores del producto cultural aludido, capaz de fascinarlos. Más lejos de lo popular, Gabelich y Oberti satirizan al canal Utilísima como fraude; el arte culto persiste como medida del valor estable.
Una relación mucho más amenazante con los fantasmas de la pobreza y de la cultura basura es la que establece Luis Lindner en una instalación de tema muy actual cuya forma dialoga con antiguas vanguardias. "El hábitat del niño mierda" evoca los experimentos en arquitectura social del Centro de Arte y Comunicación (CAYC). Se puede entrar, como en aquella de Marta Minujin, "Revuélquese y viva"; pero al entrar, el techo quiebra la espalda y lo que se ve es el prólogo a una masacre.
Beatriz VignoliPágina 12 - Rosario 122 de Enero de 2007