martes, julio 22, 2008

Fósiles - Damián Kirzner en ELSI DEL RIO


lunes, julio 21, 2008

Una tierna audacia, por Daniel Molina

Arte Muestras
Tres muestras reflexionan sobre lo íntimo, lo doméstico y lo familiar, con estéticas diversas y sin apelar a la serena intimidad que el lugar común asigna al hogar
Sábado 19 de julio de 2008 Publicado en la Edición impresa
© LA NACION

En uno de sus ensayos sobre literatura inglesa, G. K. Chesterton analiza la obra y la vida de Emily Brontë. Con la ironía que lo caracteriza, afirma que la autora de Cumbres borrascosas "era tan cálida y doméstica como una casa en llamas". Esa imagen -a la vez risueña y profundamente crítica- logra escapar del estereotipo gracias a su construcción paradójica, ya que una persona "tan doméstica y cálida como una casa en llamas" está más cerca de la locura que de la serena intimidad que el lugar común asigna al hogar. Esa misma audacia tierna es la fuerza que recorre tres muestras (formal y estéticamente muy diversas) que hablan sobre lo íntimo, lo casero, lo familiar. Se trata de Cruz imaginal , de Catalina León; Trapo , de Marga Steinwasser, y Muy doméstica , de Marino Balbuena, Alejandra Mizrahi, Ramón Teves y Paula Toto Blake.

La instalación de Catalina León (premio arteBA-Petrobras 2007) reúne dos obras muy diferentes: un cuadro pintado sobre una cortina de enrollar (en la que se ve la cabeza de un hombre atravesada, a la altura del cuello, por una rama) y un enorme nido de hornero, en proceso de construcción. Sobre una de las paredes hay una serie de frases que narran la historia del hombre herido. De lejos, esas palabras forman un camino de hormigas que van del cuadro al nido. Mientras el retrato parece haber congelado la imagen justo antes de la muerte del hombre, el nido está vivo. En las húmedas paredes van germinando gramíneas y hacen su aparición los hongos. El nido está vivo, pero también inmóvil, porque es imposible transportarlo.

Este nido se puede recorrer, tanto en un sentido físico (se puede entrar en él) como en sentido estético, al ponerlo en relación con los hornos de pan que levantó Víctor Grippo o con una obra de Marta Minujin ( Comunicando con Tierra ) que incluía también un nido de hornero gigante. En su pampeana sobriedad radica su fuerza: símbolo a la vez que objeto, el nido que construye León es un disparador de imágenes poéticas. Entre el retrato y el nido queda un hueco: es el espacio que cobija el azoramiento del espectador, tironeado por el dolor mortal que refleja el retrato y la promesa ambigua de un hogar en proceso.

Los trapos que Marga Steinwasser viene cosiendo han tomado ya la forma de una larga bufanda. Es una estela de la memoria. Ha sido colocada sobre la pared y el piso de un simulado saloncito de clase media. Todo en esta obra -el "trapo" y su instalación- remite a lo familiar, lo personal, lo interno. Visto así, tan en público, da ternura. Y pudor. Es una especie de diario íntimo abierto de par en par. A la obra la acompaña un escrito en el que la artista testimonia sobre cada trozo que compone la obra: "Mi saco negro que usé durante 12 años, el delantal con el que cocinaba mi mamá, el jean con el que crucé la cordillera de los Andes, una corbata que era de mi papá ".

Trapo es la historia nebulosa del recuerdo familiar. Construida con retazos y desechos, esta obra semeja un memorial de entrecasa. Sin embargo, más que apelar a la memoria, la obra de Steinwasser trabaja con los afectos.

¿Se puede volver presente lo que ya pasó? Bien sabemos que no es posible. La memoria es una utopía que está en el pasado. La memoria es la tarea imposible de hacer presente lo que se fue para siempre. Por eso, recordar lo que quisimos y a los que nos quisieron tiene tal intensidad: nos dice poco y nada sobre lo que pasó, pero mucho de lo que nos pasa ahora. Esta obra materializa ese instante vertiginoso en el que creemos -como en un sueño feliz- recuperar lo perdido.

Muy doméstica es una muestra colectiva que presenta (a través de fotografías y objetos) cuatro miradas sobre la relación entre intimidad, violencia y vida cotidiana. Ramón Teves presenta situaciones de la vida familiar que son jugadas como ficcionales: jóvenes en uniforme, empapelados de motivos estridentes, mascotas, y añoranza de un tiempo fuera de la trama pautada del trabajo y el ocio. Las fotos de Marino Balbuena muestran que la vida interior de una familia se puede leer en el costado más público de lo doméstico: las fachadas. Las poses que recupera Alejandra Mizrahi tienen la impronta de la subjetividad familiar; interioridad devenida estereotipo y construida por los medios de comunicación. Con sus sillas en llamas (y sus muebles en proceso de destrucción), las imágenes de Paula Toto Blake resuenan con la provocativa cita de Chesterton: "Tan cálida y doméstica como una casa en llamas".

Siempre hay una esperanza: la búsqueda del placer puede hacer que toda vida estereotipada, toda subjetividad producida en serie, toda intimidad conformada según las reglas del consumo masivo estalle en pedazos. En ese instante en el que dolor y deseo se confunden, lo doméstico puede aventurarse a lo desconocido. FICHA. Cruz imaginal, de Catalina León, en Daniel Abate (Pasaje Bollini 2170) y Trapo, de Marga Steinwasser, en Elsi del Río (Arevalo 1748), hasta el martes 22. Muy doméstica, de varios artistas, en Arte x Arte (Lavalleja 1062), hasta el 31 de julio.
Por daniel molina
Para LA NACION
Buenos Aires, 2008

lunes, julio 14, 2008

ELSI DEL RIO cumple 8 años

¡Hoy, 14 de Julio de 2008, cumplimos 8 años!
¡Muchas gracias por acompañarnos todos estos años!

viernes, julio 04, 2008

Trash Bonds / Trash Art, por Marina Pellegrini

Años atrás, ciertas personas sentían la necesidad de convivir con obras de arte elegidas con pasión a lo largo de su vida. Los artistas intercambiaban opiniones sobre estética, historia o política y aspiraban a poder realizar sus obras y vivir dedicados al arte. Las cosas han cambiado en estos tiempos que corren, y muchos Artistas Siglo XXI venden sus obras en millones de dólares, tanto la política como la historia de la estética no son su prioridad y muchas colecciones se arman para ser revendidas oportunamente (cuanto más rápido el turn over, mejor).

Resulta entonces desalentador leer crónicas que hablan sobre el “boom del mercado del arte”, “el nuevo coleccionismo” o “la hora de los inversores”. Veamos: si un buen inversor debe actuar sin apasionamiento, sin riesgos, sin decisiones impulsivas y sin permitirse debilidades, ¿por qué debemos considerar un boom el hecho de que éstos tengan hoy al mercado del arte en la mira?
Atención amigos de la tribu del arte: no es una actitud inteligente restarle importancia a cuáles son las motivaciones de la gente que compra arte, pues si el foco de atención está puesto exclusivamente en la suba de los precios, lo que baja es la creatividad.

El rol de los museos, de los críticos de arte, los galeristas e inclusive de los coleccionistas, es educar al publico y colaborar en el desarrollo de los artistas, cuyo rol dentro de la sociedad es fundamental. El arte es un refugio, una actividad humana que permite comunicar valores culturales por medios estéticos, y no debe ser abordado con criterio puramente mercantilista.

En los últimos tiempos, los analistas nos indujeron a comprar arte de la India, luego había que correr a comprar artistas cubanos “para cuando se abra el mercado”, quien no compró arte chino a tiempo es considerado el menos iluminado de los inversores (a tiempo significa antes de la suba de los precios en los remates – secreto a voces que dio para que hace algunos meses, un francés comprara por teléfono cuarenta obras de artistas chinos!).

En el arte latinoamericano, “la tendencia” actual es la geometría y el arte cinético. Esta tendencia, que ya pregonan muchos de manera casi mesiánica, se está imponiendo y cuenta con el guiño de algunos medios de comunicación formadores de opinión.

Si bien es indiscutible que en determinado momento hubo una línea hacia la geometría – sobre todo en Venezuela, donde surgieron grandes maestros como Cruz Diez, Soto y Gego entre otros, parecería ser ahora que cada artista que pintó un cuadrado debe ser considerado prócer. La realidad es que hubo artistas buenos, mediocres y malos. como en todas las tendencias, durante todas las épocas en todos los países del mundo. Hace 5 años, nadie – pero nadie – pagaba demasiados dólares por una obra de algunos de los hoy cotizados artistas geométricos, los cuales han sido reflotados repentinamente. A algunos no los habíamos ni escuchado nombrar, de tan intrascendentes que fueron en su momento.

Algo similar está sucediendo con el tan promocionado arte contemporáneo: no todo lo que se ve es bueno, si bien muchos son indiscutiblemente geniales. Pero es atinado tener claro que detrás de cada artista joven no necesariamente se esconde un nuevo Kuitca...

Sin negar el talento de muchos de los artistas cuyos precios están hoy merecidamente en alza, todo el escenario lleva a la evidente conclusión de que probablemente los precios de los chinos, de los indios, de los cubanos, de los geométricos y de los contemporáneos se hayan inflado, generando una máquina cazabobos que solo logra alentar a incautos y especuladores. El mercado del arte no se retroalimenta de esta manera. Muy por el contrario, confunde y desorienta a quienes se están iniciando en el coleccionismo y enriquece sólo a unos pocos, que ayer tal vez fueron brokers, luego plantaron soja, y hoy cuando este rubro aparece complicado se han decidido a comprar cuadros... algo que, de paso, también da lustre. Mañana vaya uno a saber qué harán.

Mientras tanto, y como a los inversores del boom les encanta pertenecer, no pierden oportunidad de emitir sus opiniones y conceptos ante cuanto micrófono, revista, periódico o publicación especializada esté dispuesta a legitimarlos con la palabra mágica: coleccionistas. Casi un título nobiliario.

El tiempo dirá qué artistas se sostienen como tales. No serán los inversores quienes estarán en condiciones de evaluar eso; por otra parte, para entonces, seguramente ellos se habrán desprendido a tiempo de sus Trash Bonds/Trash Art y estarán ocupados con emprendimientos en otros rubros.

Marina Pellegrini (Galería VASARI)
Junio 2008