Nico Sara hace Silencio en Buenos Aires - Por Francisco Marzioni
Por Francisco Marzioni
Diario Castellanos
Rafaela, Provincia de Santa Fé
"No me gusta pensar mucho en lo que hago. Me gusta hacerlo". La frase corresponde a Nicolás Sara, un artista frontal que aborda la pintura sin complejos, libre de las cadenas de teorías y escuelas, pero dueño de una técnica y un talento reconocido por numerosas instituciones, especialistas, y público en general, que lo acompaña de forma incondicional en cada muestra que emprende, ya sea durante la Semana del Arte en el microcentro rafaelino –donde fue su última exhibición pública- hasta en las puertas de la prestigiosa e innovadora galería Elsi del Río, que en el centro de Palermo Hollywood, inaugura el 26 de noviembre su última muestra individual titulada "Silencio".
"Yo expongo en esta galería desde el 2003, ésta es la tercer exposición. La idea de hacer "Silencio" surgió a través de haber ganado una beca de la Fundación del Banco de Santa Fe, donde financiaron los costos para una exhibición. Esto es todo material nuevo, porque la beca consistía en crear obras originales", explica el autor en diálogo con CASTELLANOS.
"Aunque no me gusta intelectualizar, de una manera u otra termino conceptualizando lo que hago, pero prefiero que los mismos espectadores busquen qué sienten cuando ven una obra mía", relata. "Mi estética no remite a cuestiones clásicas de la pintura, sino más bien al diseño gráfico, a cosas más actuales, fuera del campo de la plástica".
"Yo consumo tapas de discos, revistas, y desde ahí se me ocurren las ideas. Me nutro de lo que me rodea, de las cosas del presente", indica Sara. "Todo esto se percibe en las obras, me interesa el hecho de que sea pintura artesanal que imita técnicas de impresión industriales. Entiendo esto como una valorización de lo artesanal, porque las obras tienen la calidad y la imagen de una obra artificial, pero realizada por métodos totalmente artesanales".
Aunque "Silencio" está compuesta en su mayoría por cuadros realizados con acrílico ("me gusta el aspecto textil que otorga el brillo del acrílico", explica Sara), hay dos esculturas, una de las cuales fue exhibida durante la Semana del Arte, que se realizó en el microcentro rafaelino y que tuvo a los más jóvenes y talentosos artistas de la ciudad exhibiendo obras en la vía pública, en espacios no tradicionales. Fue allí donde Sara expuso una escultura ("sin título, como casi todo lo que hago últimamente", explica) en la vidriera de Santiago Deportes. Esta obra, sumado al perro mutilado con alas, que lo acompaña en la fotografía que ilustra este artículo, serán las dos esculturas que Sara exhiba en "Silencio".
Relato del presente
La obra que Sara lleva adelante desde mediados de los años ‘90 sufrió varias evoluciones desde sus comienzos, probablemente producto del veloz crecimiento técnico de este artista que orgullosamente se reconoce autodidacta. Con un estilo innovador y una selección de temas a tono con su tiempo, Sara llama la atención en la escena rafaelina cuando gana en 1998 el Salón y premio de la Municipalidad de Rafaela. Nacido en 1974, la obra de Sara es el relato de un tiempo propiamente posmoderno, donde las identidades humanas se encuentran ausentes o esfumadas, mientras que se refuerza la presencia de los objetos propios de la vida cotidiana (autos, tazas, ropa). En sus obras existe una alta presencia de los cuerpos humanos sin rostros y sin miembros, acentuado la idea de hombre solitario, incomunicado con su entorno. Y es en el entorno precisamente donde brillan las obras de Sara, ya que es común que los fondos de los cuadros ocupen un espacio privilegiado en el plano visual, resaltando por sobre los objetos, aún cuando el plano sea completamente negro, como en las últimas series en las que trabajó el autor, donde eliminó toda referencia a la realidad y optó por un fantástico "negro default".
Una breve visita a su página web (http://nicosara.com.ar) revela a un artista inquieto pero con un horoizonte claro, que construye una obra que es un permanente relato del presente y sus símbolos. La vida urbana a principio de siglo XXI se presenta como protagonista de sus cuadros y esculturas, narrada a través de los objetos transformados en fantasías más cercanas al deseo que a la realidad.
En las obras de Sara, los perros tienen alas, los autos tienen bocas que gritan, los corazones tienen ojos, las tazas de café multiplican sus asas, componiendo un catálogo de curiosidades que se transforman en silenciosos narradores de un tiempo donde los significados se esfuman en la ausencia, en el silencio que generan los gritos encerrados en los moldes del arte.