Mayor demanda y calidad en última Buenos Aires Photo
La presencia Argentina se tornó insoslayable con debates, libros y galerías especializadas
La actividad se acelera al culminar la temporada 2007. La semana pasada, mientras dos nuevas galerías abrían sus puertas y se multiplicaban los vernissages, llegaron a Buenos Aires numerosos operadores culturales. Para comenzar, los franceses del Palais de Tokyo con su director, Marc Oliver Wahler, se instalaron en el Centro Cultural Recoleta para montar la muestra multidisciplinaria «Midi - Minuit / Mediodía - Medianoche». Hasta el 6 de diciembre y todos los jueves al igual que la institución de París, el Recoleta mantendrá las puertas abiertas hasta medianoche.
La estrella de la muestra curada por Wahler, cuyo tema es el «tiempo y la temporalidad», es el rosarino Lucio Fontana, lo acompañan los artistas argentinos Carlos Herrera y Jorge Macchi, que dialogan con los europeos Douglas Gordon, Fabrice Gygi, Bruno Peinado, Mathieu Mercier, Philippe Parreno, Fischli et Weiss, John Armleder, Renaud Auguste-Dormeuil, Phillippe Decrauzat y Tatiana Trouvé.
Simultáneamente llegó a Buenos Aires la comitiva de investigadores latinoamericanos que acompañó a la curadora del Museo de Bellas Artes de Houston, Mari Carmen Ramírez, quien junto con Mauro Herlitzka, presidente de la Fundación Espigas y desde hace unos días vicepresidente de la Fundación Costantini, presentó en el Malba un ambicioso proyecto editorial y un archivo digital dedicado a Latinoamérica. Entretanto, con un cocktail en la embajada de Brasil, país invitado a la Feria Buenos Aires Photo que se exhibió hasta ayer en el Palais de Glace, se iniciaron las actividades paralela a la megamuestra que este año convocó alrededor de 20.000 visitantes. Si en sus dos ediciones anteriores, la Feria había marcado un positivo avance para la fotografía en nuestro país, ahora el interés tanto de los coleccionistascomo del público en general que hasta hace poco menos de una década permanecía indiferente, se ha consolidado. Como si se quisiera recobrar el tiempo perdido, la presencia de la fotografía argentina se tornó insoslayable con debates, libros y galerías especializadas, además del preponderante lugar que últimamente ocupó en salones y muestras.
El despliegue de imágenes, selectivo en cuanto a calidad, puso en evidencia la creatividad, diversidad y energía que circula por nuestro país y que hoy sorprende a los extranjeros. El todavía tímido mercado de la fotografía, con precios que oscilaban entre 400 y algo más de 10.000 dólares, favoreció a los clásicos.
Los escenarios urbanos de Horacio Coppola, que el galerista Jorge Mara presentó destacando similitudes con los de la brasileña Hildegard Rosenthal, y los desnudos y retratos de Cortázar y Pizarnik tomados por Alicia D'Amico expuestos en la galería Vasari, fueron los primeros en venderse.En GV Consultoría en Arte, la firma Chandon compró la primera obra, «Casanaturaleza» de Fabiana Barreda por 1400 dólares, y la galerista Marina Pellegrini adquirió otra foto de esa serie y recomendó enfáticamente la artista a su clientela. En la misma galería, el santacruceño Adriel Ramos presentó una deliciosa serie de paisajes apaisados con la extraña luminosidad sureña.
Como toda Feria, Buenos Aires Photo permitió tomarle el pulso al mercado y conocer las vertientes del género que predominan en la actualidad. La galería brasileña Baro Cruz dedicó casi todo su stand a las imágenes de la performance «Dark Room» y el video «La castidad» de Roberto Jacoby y a una gran imagen de Nicola Costantino.
La española Sicart presentó a los argentinos Arturo Aguiar, Florence Vaisberg y Juan Erlich, fotógrafo que con un estilo muy personal crea una sorprendente y colorida fauna con la que logra darle una vuelta de tuerca al surrealismo. Un humor desopilante estaba presente en las obras la galería Kunsthaus de Miami, en la violencia de las escenas victorianas de Daniela Edburg y en los divertidos superhéroes de Dulce Pinzón.
Elsi del Rio dedicó su stand al erotismo de Marcos Zimmermann y Urko Suaya, y en Vasari, la nota contemporánea estuvo a cargo de Melina Berkenwald, que además de sus paisajes bordados mostró unos significativos y elocuentes maniquíes.
Ruth Benzacar presentó a la joven Flavio Da Rin, que reelabora el comic japonés en sus autorretratos y, entre otros, a Marcos López, artista elegido por partida doble por los curadores del Malba, Inés Katzestein y Marcelo Pacheco, para que una firma bancaria comprara dos de sus conocidos retratos y los donara a la institución.
En Palatina se destacaron la «Secuencia decisiva» de Facundo Zuviría y las escenas de Guillermo Ueno, y en Catena las seductoras imágenes de Jorge Miño y Rosana Schoijett; en Alberto Sendrós, una nueva serie de paisajes degradados de Diego Bianchi, en VVVGallery las arquitecturas de Santiago Porter y en Arte xArte el imaginario de Verónica Riedel; en Delinfinito la belleza de los paisajes de Laura Glusman y Matilde Marín, en Daniel Abate el mundo de las máscaras cargado de ironía de Sandro Pereira y la dulzura de una inmaculada torta de cumpleaños de Lila Siegrist.
La perfecta selección de galería Dabbah Torrejón merece un párrafo aparte, por la excelencia de las maquetas fotografiadas de Dino Bruzzone y Osvaldo Ruiz, y de las imágenes de Esteban Pastorino, joven artista cuya influencia se advirtió en la exposición del Premio Petrobrás, donde se reiteró su conocida fila de turistas y el modo de retratar la estética de la arquitectura italiana de Salomone.
En el salón Petrobrás se exhibió la obra premiada el año pasado, el homenaje a «Noir et blanche» de Man Ray que realizó Nicola Costantino, quien transportó la imagen de 1926 a la actualidad y asumió el papel de la modelo (con quien tiene un notable parecido físico).
Finalmente, Poema 20, una librería con fotos antiguas, y los debates que patrocinó la Fundación Deloitte, terminaron por brindarle encanto a una Feria donde todavía falta el correr de la adrenalina que imponen los compradores fuertes. Diego Costa Peuser, director de Buenos Aires Photo, cerró la Feria y sin tiempo para un respiro marchó con un grupo de galeristas argentinos a la inauguración de Pinta, la primera Feria de arte latinoamericano que el jueves se inaugura en Nueva York.
Ana Martínez Quijano
Ambito Financiero
Lunes 12 de Noviembre de 2007
La actividad se acelera al culminar la temporada 2007. La semana pasada, mientras dos nuevas galerías abrían sus puertas y se multiplicaban los vernissages, llegaron a Buenos Aires numerosos operadores culturales. Para comenzar, los franceses del Palais de Tokyo con su director, Marc Oliver Wahler, se instalaron en el Centro Cultural Recoleta para montar la muestra multidisciplinaria «Midi - Minuit / Mediodía - Medianoche». Hasta el 6 de diciembre y todos los jueves al igual que la institución de París, el Recoleta mantendrá las puertas abiertas hasta medianoche.
La estrella de la muestra curada por Wahler, cuyo tema es el «tiempo y la temporalidad», es el rosarino Lucio Fontana, lo acompañan los artistas argentinos Carlos Herrera y Jorge Macchi, que dialogan con los europeos Douglas Gordon, Fabrice Gygi, Bruno Peinado, Mathieu Mercier, Philippe Parreno, Fischli et Weiss, John Armleder, Renaud Auguste-Dormeuil, Phillippe Decrauzat y Tatiana Trouvé.
Simultáneamente llegó a Buenos Aires la comitiva de investigadores latinoamericanos que acompañó a la curadora del Museo de Bellas Artes de Houston, Mari Carmen Ramírez, quien junto con Mauro Herlitzka, presidente de la Fundación Espigas y desde hace unos días vicepresidente de la Fundación Costantini, presentó en el Malba un ambicioso proyecto editorial y un archivo digital dedicado a Latinoamérica. Entretanto, con un cocktail en la embajada de Brasil, país invitado a la Feria Buenos Aires Photo que se exhibió hasta ayer en el Palais de Glace, se iniciaron las actividades paralela a la megamuestra que este año convocó alrededor de 20.000 visitantes. Si en sus dos ediciones anteriores, la Feria había marcado un positivo avance para la fotografía en nuestro país, ahora el interés tanto de los coleccionistascomo del público en general que hasta hace poco menos de una década permanecía indiferente, se ha consolidado. Como si se quisiera recobrar el tiempo perdido, la presencia de la fotografía argentina se tornó insoslayable con debates, libros y galerías especializadas, además del preponderante lugar que últimamente ocupó en salones y muestras.
El despliegue de imágenes, selectivo en cuanto a calidad, puso en evidencia la creatividad, diversidad y energía que circula por nuestro país y que hoy sorprende a los extranjeros. El todavía tímido mercado de la fotografía, con precios que oscilaban entre 400 y algo más de 10.000 dólares, favoreció a los clásicos.
Los escenarios urbanos de Horacio Coppola, que el galerista Jorge Mara presentó destacando similitudes con los de la brasileña Hildegard Rosenthal, y los desnudos y retratos de Cortázar y Pizarnik tomados por Alicia D'Amico expuestos en la galería Vasari, fueron los primeros en venderse.En GV Consultoría en Arte, la firma Chandon compró la primera obra, «Casanaturaleza» de Fabiana Barreda por 1400 dólares, y la galerista Marina Pellegrini adquirió otra foto de esa serie y recomendó enfáticamente la artista a su clientela. En la misma galería, el santacruceño Adriel Ramos presentó una deliciosa serie de paisajes apaisados con la extraña luminosidad sureña.
Como toda Feria, Buenos Aires Photo permitió tomarle el pulso al mercado y conocer las vertientes del género que predominan en la actualidad. La galería brasileña Baro Cruz dedicó casi todo su stand a las imágenes de la performance «Dark Room» y el video «La castidad» de Roberto Jacoby y a una gran imagen de Nicola Costantino.
La española Sicart presentó a los argentinos Arturo Aguiar, Florence Vaisberg y Juan Erlich, fotógrafo que con un estilo muy personal crea una sorprendente y colorida fauna con la que logra darle una vuelta de tuerca al surrealismo. Un humor desopilante estaba presente en las obras la galería Kunsthaus de Miami, en la violencia de las escenas victorianas de Daniela Edburg y en los divertidos superhéroes de Dulce Pinzón.
Elsi del Rio dedicó su stand al erotismo de Marcos Zimmermann y Urko Suaya, y en Vasari, la nota contemporánea estuvo a cargo de Melina Berkenwald, que además de sus paisajes bordados mostró unos significativos y elocuentes maniquíes.
Ruth Benzacar presentó a la joven Flavio Da Rin, que reelabora el comic japonés en sus autorretratos y, entre otros, a Marcos López, artista elegido por partida doble por los curadores del Malba, Inés Katzestein y Marcelo Pacheco, para que una firma bancaria comprara dos de sus conocidos retratos y los donara a la institución.
En Palatina se destacaron la «Secuencia decisiva» de Facundo Zuviría y las escenas de Guillermo Ueno, y en Catena las seductoras imágenes de Jorge Miño y Rosana Schoijett; en Alberto Sendrós, una nueva serie de paisajes degradados de Diego Bianchi, en VVVGallery las arquitecturas de Santiago Porter y en Arte xArte el imaginario de Verónica Riedel; en Delinfinito la belleza de los paisajes de Laura Glusman y Matilde Marín, en Daniel Abate el mundo de las máscaras cargado de ironía de Sandro Pereira y la dulzura de una inmaculada torta de cumpleaños de Lila Siegrist.
La perfecta selección de galería Dabbah Torrejón merece un párrafo aparte, por la excelencia de las maquetas fotografiadas de Dino Bruzzone y Osvaldo Ruiz, y de las imágenes de Esteban Pastorino, joven artista cuya influencia se advirtió en la exposición del Premio Petrobrás, donde se reiteró su conocida fila de turistas y el modo de retratar la estética de la arquitectura italiana de Salomone.
En el salón Petrobrás se exhibió la obra premiada el año pasado, el homenaje a «Noir et blanche» de Man Ray que realizó Nicola Costantino, quien transportó la imagen de 1926 a la actualidad y asumió el papel de la modelo (con quien tiene un notable parecido físico).
Finalmente, Poema 20, una librería con fotos antiguas, y los debates que patrocinó la Fundación Deloitte, terminaron por brindarle encanto a una Feria donde todavía falta el correr de la adrenalina que imponen los compradores fuertes. Diego Costa Peuser, director de Buenos Aires Photo, cerró la Feria y sin tiempo para un respiro marchó con un grupo de galeristas argentinos a la inauguración de Pinta, la primera Feria de arte latinoamericano que el jueves se inaugura en Nueva York.
Ana Martínez Quijano
Ambito Financiero
Lunes 12 de Noviembre de 2007
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