viernes, mayo 26, 2006

La continua expansión del arte local, por Verónica Molas





















La primera confirmación que esta edición ArteBA deja para Córdoba estimula y preocupa al mismo tiempo, porque pone en evidencia que el alto nivel de la producción local no encuentra respuesta satisfactoria en el coleccionismo de la provincia. Como la planta que busca luz para crecer, los artistas cordobeses ven la salida siempre afuera del pago. Y lo logran. No sólo en la mayor feria latinoamericana que se da cita en Buenos Aires. También en numerosos casos menos visibles, en los talleres de los artistas en Córdoba.

ArteBA desnuda esa realidad. No es casual que casi todos los jóvenes que exponen (más de 20) hayan atraído la mirada de coleccionistas del mundo y hayan vendido, poco o mucho, en una feria más que competitiva.

La gran sorpresa de este año fue sin duda el éxito que cosechó la joven galería Corazón Cordobés (con Daniela Lamanuzzi y Daniela Dagatti a la cabeza), elegida por la feria para integrar el Barrio Joven.

La buena fortuna de Corazón Cordobés comenzó el pasado miércoles, con la rueda de visitantes especiales que arribó a La Rural, y siguió después: compraron allí desde ignotos coleccionistas argentinos, pasando por la representante de Sotheby’s en el país, hasta la influyente Orly Benzacar, hija de la legendaria galerista porteña fallecida que lleva el nombre de una firma con gran peso en la feria. Este corazón lleno de propuestas jóvenes que han demostrado su talento dentro y fuera de la provincia, anotó muchas adquisiciones. Celeste Martínez, Hugo Aveta, Dolores Esteve, Erica Naito, Laura del Barco, Christian Román, Pablo Curutchet, Agustina Pesci, Claudio Ziperovich, Ramiro Vázquez, Pablo Peisino y Pequeño Bambi vendieron y, más aún, interesaron a un coleccionista que quiere mostrar el proyecto en París.

Por otra parte, cuatro obras de Mateo Argüello Pitt vendió Vía Margutta, galería que estará con el artista en la próxima feria de Bogotá, en noviembre. Tres de estas pinturas se fueron a Manhattan (Nueva York), Chicago y Alemania, y la restante quedó en Buenos Aires. Lo que demuestra el interés de los coleccionistas extranjeros invitados por la feria. En el mismo stand se vendieron dos esculturas, una de Juan Longhini y otra de José Benito.

También despertaron el interés de compradores extranjeros como el mejicano Cuauhtemoc Medina las obras de Lucas Di Pascuale y Gustavo Piñero en Espaciocentro. Los chicos tuvieron además su oportunidad de vender y escuchar propuestas para que sus obras viajen.

Espaciocentro fue la galería bendecida por el programa de fondos de contraparte que propulsa ArteBA: tanto el Caraffa como el Museo de Arte Contemporáneo de Salta (donde se realizará la próxima Cultural Chandon) le compraron pinturas de Remo Bianchedi; dos y tres respectivamente. El lunes, la galería cordobesa de 9 de Julio y Tucumán, cerraba además otras cinco ventas del mismo artista.

En galerías porteñas también hubo ventas de artistas cordobeses: corazones de Dolores Cáceres en Zavaleta Lab, y un cuadro que incorpora los clásicos huesitos de Pablo Peisino en Elsi del Rio.

La expansión de los artistas cordobeses a otros mercados no es nueva pero es continua y es una de las posibilidades que ofrece la feria. Estar o no estar, ésa es la cuestión.

Verónica Molas
La Voz del Interior
Córdoba, Argentina
24 de Mayo de 2006