arteBA cerró sus puertas con balance muy positivo, por Loreley Gaffoglio
Asistieron más de 100.000 personas
La plástica argentina fue la preferida por los coleccionistas
Tras el paso de más de 100.000 personas que disfrutaron arteBa, la feria de arte contemporáneo de la Rural escaló importantes posiciones en términos de calidad plástica y cerró ayer sus puertas con un balance general muy positivo, aunque algunas caras largas de galeristas extranjeros hablen de pocas ventas en esos stands.
Esa fue la tendencia: los grandes coleccionistas argentinos se inclinaron por obras nacionales y dejaron fuera de juego a los participantes latinoamericanos, conscientes, empero, de que el posicionamiento del arte regional es una apuesta de largo aliento.
Así se movieron también los coleccionistas extranjeros, que después de admirar colecciones nacionales como la de Jorge Helft en San Telmo y la de Gabriel Werthein en Palermo Chico, se inclinaron por la producción nacional y dieron un espaldarazo a la fotografía de Heinrich y de Coppolla.
Con más de 65 obras vendidas, el galerista Jorge Mara fue uno de los claros ganadores de la feria: "Jazz", una abstracción de los años 60, de la madrileña por adopción Sarah Grillo, ahora engruesa una de las más importantes colecciones vernáculas, al igual que la geometría lírica de su marido, Antonio Fernández Muro. "La mitad de los compradores han resultado ser caras nuevas para mí, lo que habla de una renovación del mercado, con profesionales de entre 35 y 45 años dispuestos a invertir en arte", contó Mara a LA NACION.
En Rubbers, además de una grafía de Xul Solar, vendida en US$ 55.000 -"Xamine todo", de 1962-, Povarché cerró trato por otros dos Xul de su galería, valuados en 70.000 y 60.000 dólares. Vendió, además, cuatro lienzos de Seguí con un techo de US$ 20.000 para su producción más reciente, junto con esculturas de Gamarra y obra de Alejandra Padilla.
Precios satisfactorios
En US$ 45.000, la uruguaya Sammer Gallery se anotó una de las mejores ventas: se desprendió de uno de los juguetes de madera de los años 20 de Torres García, junto con una obra del constructivista José Gurvich (US$ 35.000) y, en US$ 38.000, la abstracción geométrica de Niguel Pareja.
El informalista Kasuya Sakai vendió dos de sus lienzos antológicos de los 60 (US$ 25.000, cada uno en Vasari), y el coleccionismo vernáculo y extranjero les brindó un espaldarazo a los retratos en blanco y negro de artistas argentinos, capturados por Sammer Makarius cuatro décadas atrás, y a la obra de Prior.
Marcos Bledel, Orly Benzacar, Florencia Braga Menéndez y Norma Quarrato fueron otros galeristas exultantes. Con 35 piezas vendidas a un promedio de US$ 5000 en Palatina (Gurvich, Cornejo, Delmonte, Penalba, Abot y De Marziani), quedaron sin vender, sin embargo, los lienzos cubistas de Pettoruti (US$ 60.000).
Con sabor agridulce, uno de los mejores stands de la feria, el de Daniel Maman, se llevó el consuelo de sólo un lienzo vendido, el de Hlito, a US$ 23.000 ("Pirámide con cariátides", de 1992), mientras que GC vendió siete obras cinéticas de Le Parc.
Mejor suerte tuvo Hlito en el stand de Sur, donde se adquirieron tres de sus mejores lienzos. La producción del Grupo Escombros fue éxito de ventas en Arcimboldo, igual que la obra pop de Giménez y la reedición de los colchones de Marta Minujin (US$ 10.000 cada una de las piezas) en Loreto Arenas.
Por US$ 14.600 salió la ventana de venecitas de Minujin en Loreto Arenas; en US$ 6000, el corazón gigante de Saubidet, y en US$ 9000, el paisaje del 58 "El retorno", de Castagnino.
Por Loreley Gaffoglio
De la Redacción de LA NACION
La plástica argentina fue la preferida por los coleccionistas
Tras el paso de más de 100.000 personas que disfrutaron arteBa, la feria de arte contemporáneo de la Rural escaló importantes posiciones en términos de calidad plástica y cerró ayer sus puertas con un balance general muy positivo, aunque algunas caras largas de galeristas extranjeros hablen de pocas ventas en esos stands.
Esa fue la tendencia: los grandes coleccionistas argentinos se inclinaron por obras nacionales y dejaron fuera de juego a los participantes latinoamericanos, conscientes, empero, de que el posicionamiento del arte regional es una apuesta de largo aliento.
Así se movieron también los coleccionistas extranjeros, que después de admirar colecciones nacionales como la de Jorge Helft en San Telmo y la de Gabriel Werthein en Palermo Chico, se inclinaron por la producción nacional y dieron un espaldarazo a la fotografía de Heinrich y de Coppolla.
Con más de 65 obras vendidas, el galerista Jorge Mara fue uno de los claros ganadores de la feria: "Jazz", una abstracción de los años 60, de la madrileña por adopción Sarah Grillo, ahora engruesa una de las más importantes colecciones vernáculas, al igual que la geometría lírica de su marido, Antonio Fernández Muro. "La mitad de los compradores han resultado ser caras nuevas para mí, lo que habla de una renovación del mercado, con profesionales de entre 35 y 45 años dispuestos a invertir en arte", contó Mara a LA NACION.
En Rubbers, además de una grafía de Xul Solar, vendida en US$ 55.000 -"Xamine todo", de 1962-, Povarché cerró trato por otros dos Xul de su galería, valuados en 70.000 y 60.000 dólares. Vendió, además, cuatro lienzos de Seguí con un techo de US$ 20.000 para su producción más reciente, junto con esculturas de Gamarra y obra de Alejandra Padilla.
Precios satisfactorios
En US$ 45.000, la uruguaya Sammer Gallery se anotó una de las mejores ventas: se desprendió de uno de los juguetes de madera de los años 20 de Torres García, junto con una obra del constructivista José Gurvich (US$ 35.000) y, en US$ 38.000, la abstracción geométrica de Niguel Pareja.
El informalista Kasuya Sakai vendió dos de sus lienzos antológicos de los 60 (US$ 25.000, cada uno en Vasari), y el coleccionismo vernáculo y extranjero les brindó un espaldarazo a los retratos en blanco y negro de artistas argentinos, capturados por Sammer Makarius cuatro décadas atrás, y a la obra de Prior.
Marcos Bledel, Orly Benzacar, Florencia Braga Menéndez y Norma Quarrato fueron otros galeristas exultantes. Con 35 piezas vendidas a un promedio de US$ 5000 en Palatina (Gurvich, Cornejo, Delmonte, Penalba, Abot y De Marziani), quedaron sin vender, sin embargo, los lienzos cubistas de Pettoruti (US$ 60.000).
Con sabor agridulce, uno de los mejores stands de la feria, el de Daniel Maman, se llevó el consuelo de sólo un lienzo vendido, el de Hlito, a US$ 23.000 ("Pirámide con cariátides", de 1992), mientras que GC vendió siete obras cinéticas de Le Parc.
Mejor suerte tuvo Hlito en el stand de Sur, donde se adquirieron tres de sus mejores lienzos. La producción del Grupo Escombros fue éxito de ventas en Arcimboldo, igual que la obra pop de Giménez y la reedición de los colchones de Marta Minujin (US$ 10.000 cada una de las piezas) en Loreto Arenas.
Por US$ 14.600 salió la ventana de venecitas de Minujin en Loreto Arenas; en US$ 6000, el corazón gigante de Saubidet, y en US$ 9000, el paisaje del 58 "El retorno", de Castagnino.
Por Loreley Gaffoglio
De la Redacción de LA NACION
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