Daniel Oberti en ELSI DEL RIO Arte Contemporáneo
Daniel Oberti, por Maria Teresa Constantin
He aquí un hombre encargado de recoger los restos de un día de la capital.
Todo aquello que la gran ciudad ha rechazado, todo lo que ella ha perdido, todo lo que ella ha roto(…) él lo cataloga.
Ch. Baudelaire
Como el trapero que describía el poeta, Daniel Oberti, rastrilla visualmente los desechos de la sociedad y escoge aquellos que, en lenta elaboración, devienen en seductores objetos artísticos.
El procedimiento, sabemos, no es nuevo: artistas como Picasso, Schwitters o los Nuevos Realistas franceses, entre otros, recuperaron, con fines artísticos, objetos y materiales que eran descartados por los centros urbanos. Recurriendo a materiales de los más diversos, en lugar de representar aspectos del mundo se apropiaban de sus fragmentos para hacerlo penetrar en la obra. Mientras, en un mismo gesto, sostenían el vasto movimiento del arte que estaba desdibujando las fronteras tradicionales del arte.
En el caso de Oberti, ese pasaje de desechos de lo real, como trazas culturales, ya no son un aspecto de la obra sino la obra misma. Síntoma, el nombre de esta muestra, hace sospechar así, no sólo la emergencia de lo individual, sino un pesaroso y a la vez curativo gesto hacia lo colectivo.
Performer, joyero, artista textil, las obras presentadas provienen de tres de las diversas líneas de trabajo del artista. Por un lado sus entramados, tejidos realizados a partir del corte de etiquetas de botellas de gaseosas, volátiles, son verdaderas pinturas del desecho en las que el artista opera por selección de colores. En segundo lugar las corridas, objetos que se extienden sobre el espacio al ritmo generado por la dinámica de los cuerpos de animales seleccionados y recortados de las latas de bebida.
Finalmente sus flores realizadas con latas. Son brutal y seductoramente arteras. Hay en ellas algo de las cajas de flores de León Ferrari, pero, mientras que aquél aludía al ocultamiento del monstruo detrás de la belleza, las flores de Oberti, bellas, son el descarte mismo. Como en los viejos collages, a veces hablan desde los textos descubiertos en los pétalos. Sin embargo, el hecho artístico, para Daniel Oberti, va más allá del objeto. Así, frente a quienes le preguntaban porqué, en lugar de recogerlas de la basura, no iba a pedir etiquetas o latas a las fábricas señaló “para mi todo empieza cuando salgo a las ocho de la noche a ver que hay en la calle”. A diferencia de las obras de arte de acción, efímeras, de las que sólo quedaba un registro fotográfico, en Oberti la acción se vuelve objeto. Basura, fragmento material de sucesos acabados, rastro de memoria, es retazo verdadero de los mínimos gestos del anonimato de las urbes.
Maria Teresa Constantin
2007
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